La investigadora María Elena Otegui explicó ciertos ajustes clave para asegurar el rinde de los cultivos de verano, en un contexto de déficit hídrico.
Hay poco margen de maniobra agrotécnica cuando la falta de lluvias es tan aguda, como viene ocurriendo en la zona central del país debido a La Niña. Allí, por ejemplo, las pérdidas potenciales de trigo pueden llevar a la dura decisión que se sequen 500.000 hectáreas. Otros pronósticos para este cereal adelantan que ya, ninguna región, con el cultivo ingresando en espigazón, etapa de definición del rendimiento, alcanzará un rinde promedio.
Así también, las consecuencias de las últimas dos campañas caracterizadas por la baja disponibilidad hídrica fueron una merma generalizada en los rendimientos del maíz de al menos 3 toneladas. La soja no es ajena a estos efectos y también manifiesta este tipo de oscilaciones productivas en años secos y húmedos.
La investigadora de INTA, Conicet y Facultad de Agronomia (UBA), Maria Elena Otegui, brindó una serie de recomendaciones para lograr buenas implantaciones y asegurar el éxito en la cosecha de maíz y soja en este contexto. Lo hizo como parte de una capacitación de “Agenda Aapresid”.
MAÍZ
De acuerdo a Otegui, estas son una serie de variables posibles de manejar para mejor ajustar la siembra de maíz a La Niña.
-Atraso de la fecha de siembra: permite evitar que el período crítico se ubique en los momentos de mayor temperatura y demanda atmosférica, que suele ser en enero.
-Ajusar la madurez relativa de los híbridos: idealmente, usar materiales con madurez relativa menor a la habitual para una zona. Sembar tarde híbridos de larga madurez relativa puede perjudicar el llenado de granos ante heladas tempranas.
-Genotipo: se puede sembrar el mismo genotipo que en siembras tempranas, como alternativa a los que ya tienen semilla comprada.
SOJA
-Soja de primera: se puede esperar una recarga hasta noviembre que es la fecha óptima de siembra, y en caso de ser necesario retrasar un poco la fecha de siembra.
-Grupo de madurez: no seleccionar grupos de madurez muy cortos porque se pierde plasticidad ante la posible recuperación de las lluvias. Por el contrario, los grupos largos otorgan mayor plasticidad en el tiempo, pero consumen más agua.
-Retraso de la feca de siembra: permite que el fotoperíodo sincronice las etapas fenológicas al avanzar sobre el verano y el otoño, y que el ciclo transcurra más rápidamente.
Finalmente, Otegui advirtió que en los ambientes con napa es importante monitorear la profundidad ya que pueden haber sufrido oscilaciones y estar por debajo de los 2 metros.
Fuente: Infocampo